1. EL “MODELO DE LOS CINCO GRANDES”.
El “Modelo de los
Cinco Grandes” ha adquirido especial resonancia dentro de los modelos de
rasgos. Su historia es ya larga y es uno de los modelos más relevantes en el
estudio de la personalidad en los últimos años, siendo este modelo el resultado
del resurgimiento del estudio factorial del léxico clásico a partir de los años
80.
Este modelo deriva de la interacción de dos
líneas de investigación, la psicoléxica y la tradicional factorial (John y Srivastava,
1999; McCrae y John, 1992).
Por lo que se
refiere a la psicoléxica, son modelos que consideran el lenguaje una fuente
fiable de datos relativos a las características que pueden definir y construir
la personalidad humana. El enfoque léxico constituye una forma indirecta de
apresar atributos de personalidad o unidades básicas de su estructura, ya que
se centra en los términos lingüísticos en los que tales propiedades están
codificadas.
Por lo que respecta
a la tradición factorial, esta examina la emergencia de los mismos factores a
través del análisis factorial, preferentemente de frases descriptivas
contenidas en cuestionarios de personalidad.
A partir de estas
investigaciones los Cinco Grandes parecen configurarse como una estructura
adecuada e integradora para la descripción de la personalidad en el lenguaje
natural y en el contexto de los cuestionarios de personalidad.
Este planteamiento
y la correspondiente metodología de construcción de taxonomías de la
personalidad no suponen un enfoque nuevo en la psicología de la personalidad.
1.2.1. Inicios y evolución del
modelo.
En los modelos léxicos en general y el de los
Cinco Grandes en particular se pueden definir varias etapas.
Cabe destacar una
primera etapa, cronológicamente situada entre los años 20 y 30, en que de forma
muy poco sistemática, existen intentos por parte de investigadores de la época,
de recurrir al diccionario para definir las características de las personas.
Estos esfuerzos
tendrían un reflejo histórico en una de las investigaciones de Galton, quien
recogió expresiones lingüísticas de un diccionario referentes a fenómenos y
características de la personalidad.
McDougall (1932) ya
postula que la personalidad debería analizarse atendiendo a cinco componentes
distinguibles, cada uno de ellos compuestos por distintas variables. Es en esa
misma época cuando Thurstone (1934) publica los resultados de un análisis
factorial de 60 adjetivos en el que se acaba obteniendo cinco factores.
Todos estos
trabajos pasaron desapercibidos en su momento, al no tratar cuestiones
relacionadas con los intereses de la época. Una segunda etapa arrancaría con el
trabajo de Allport y Odbert (1936) quienes, partiendo del diccionario, seleccionaron
18.000 términos con capacidad para distinguir el comportamiento de un ser
humano respecto a otro. Según un criterio de jueces, estos adjetivos acabaron
agrupándose en cuatro categorías.
Cattell (1943), a
partir de la lista creada por Allport, eliminó términos y añadió otros, y
también con la ayuda de jueces construyo un conjunto amplio de escalas, que
serían las precursoras de sus futuros 16 factores de personalidad. A partir del
trabajo de Cattell, Fiske (1949) realizó un análisis factorial con datos
obtenidos a través de diversas fuentes y obtuvo por primera vez una estructura
de cinco factores.
Años más tarde
serían Tupes y Cristal (1961) quienes utilizando muestras diferentes, un número
mayor de las escalas propuestas por Cattell y el análisis factorial como
metodología de análisis obtienen una estructura igualmente de cinco factores
parecida a la actual propuesta de los Cinco Grandes. Norman (1963) consigue
replicar en una muestra diferente los mismos resultados. Y el mismo autor
obtiene una taxonomía en la que los cinco factores detectados constan de cuatro
escalas de adjetivos bipolares (Norman, 1967). El modelo de cinco factores va
adquiriendo reconocimiento y confianza, con lo que empiezan a proliferar
estudios para su validación transcultural como en Filipinas (Guthrie y Bennett,
1971) ó Japón (Bond, Nakazato y Shiraishi, 1975).
Pero es en esta época de euforia del modelo
que empiezan a surgir fuertes críticas, como las de Mischel (1968), a la
aproximación estructural de la personalidad lo que, junto con la desviación de
los intereses en otras temáticas, posiblemente provocaron el olvido de este
modelo hasta ya finales de los 70 y comienzos de la década de los 80. Será a
partir de esta época en que autores como Goldberg y, sobre todo, Costa y
McCrae, resucitan el interés por este modelo, siendo el mismo Goldberg (1982)
quien les da, por primera vez el nombre, ahora tan popular, de los “Cinco
Grandes”.
Costa y McCrae
introducen una variante en la metodología de la evaluación de la personalidad,
con el objetivo de ver si esta afecta a la estructura obtenida. Estos autores
incluyeron en la evaluación cuestionarios constituidos por frases en vez de por
adjetivos, haciendo también que los cuestionarios pudieran ser
autoadministrados y heteroadministrados. Se podría decir que ha sido el trabajo
de estos dos investigadores el que ha dado a los Cinco Grandes una proyección
más amplia, al elaborar un cuestionario tradicional de medida de la
personalidad considerada en términos de las cinco dimensiones.
1.2.2 Características
generales del modelo.
Los modelos de los
Cinco Grandes parten de la premisa que la mayor parte de los rasgos de
personalidad pueden ser abarcados por cinco grandes dimensiones de
personalidad, independientemente del lenguaje o la cultura. El modelo de Cinco
Grandes es una taxonomía de rasgos construida a partir del lenguaje.
Este modelo
considera el lenguaje una fuente fiable de datos relativos a las
características que pueden definir y construir la personalidad humana, sin
partir de ninguna concepción teórica previa y sólo llegando a la definición de
la estructura de la personalidad a partir del análisis factorial de estos datos
lingüísticos.
Estas cinco
dimensiones han sido estudiadas a través de los cuestionarios aplicados a miles
de personas y analizadas después a través del análisis factorial. Es importante
insistir en que los investigadores no decidieron encontrar cinco dimensiones
sino que las cinco dimensiones surgieron de sus análisis de los datos.
Estas cinco
conceptos no aparecen en el mismo momento, la Extraversión y el Neuroticismo
son identificados y definidos por Wiggins (1968), aunque no utiliza ningún
cuestionario al ya existir diversos que medían las citadas dimensiones. Costa y
McCrae (1976, 1985) añaden la tercera dimensión, la Apertura a la Experiencia y
no es hasta más tarde, en que se introducen la Amabilidad y la Responsabilidad.
A partir de este momento se puede empezar a hablar del modelo de los Cinco
Grandes.
En la Tabla 1.10. se facilita un cuadro comparativo de la confluencia de los diferentes modelos dimensionales en base a los cinco grandes factores.
El modelo de los
Cinco Grandes tiene, en general, características muy positivas (De Raad y
Perugini, 2002):
• Integra un amplio conjunto de constructos de
la personalidad, facilitando la comunicación entre investigadores de distintos
enfoques.
•
Es un modelo comprensivo que facilita la exploración de las relaciones entre
personalidad y otros fenómenos.
•
Es eficiente, ya que permite una descripción de la estructura de la
personalidad.
Aunque también
recibe algunas criticas (Tous, 1995) por la falta de una teoría que sustente al
modelo, y por considerar pocos los factores definidos para determinar la
compleja estructura de la personalidad.
A pesar de las discrepancias existentes en
cómo nombrar a estos factores, en general se utilizan los términos descritos
por McCrae y Costa (1985): Neuroticimo, Extroversión, Apertura a la
Experiencia, Amabilidad y Responsabilidad, conocidos con los acrónimos de OCEAN
en lengua inglesa (Openess, Conscientiousness, Extraversion, Agreeableness y
Neuroticism) y CREAN en lengua castellana (Cordialidad, Responsabilidad,
Extroversión, Apertura y Neuroticismo).
1.2.3. Descripción de los “Cinco Grandes”.
Los llamados Cinco
Grandes han recibido distintos nombres y conceptualizaciones, Ej. FFT (Five
Factory Theory). Las definiciones y nomenclaturas más aceptadas, y que se
utilizaran en este estudio por ser las más corrientes en español y ser su
instrumento uno de los objetos de estudio de este trabajo, han sido las
propuestas por Costa y McCrae (1985, 1992).
1.2.3.1. Neuroticismo (N).
Contrasta el ajuste
o estabilidad emocional con el desajuste o inestabilidad.
El Neuroticismo (N)
se relaciona con los afectos negativos como ansiedad, miedo, vergüenza, rabia,
etcétera. Pero N no trata sólo de emociones negativas que interfieren con la
adaptación.
De este modo las
personas con alto N suelen tener ideas irracionales y dificultades para
enfrentar situaciones de estrés, mientras que las personas con bajo N son
calmadas y no pierden fácilmente el control en situaciones de dificultad.
Las personas con
una puntuación alta en Neuroticismo tienden a la hipersensibilidad emocional y
les cuesta volver a la normalidad tras experiencias cargadas emocionalmente.
Suelen ser ansiosos, preocupados, con frecuentes cambios de humor y
depresiones. Tienden a experimentar desórdenes psicosomáticos y presentan
reacciones muy fuertes a todo tipo de estímulos.
El sujeto estable
tiende a responder emocionalmente de una forma controlada y proporcionada.
Vuelve a su estado habitual rápidamente después de una elevación emocional.
Normalmente es equilibrado, tranquilo, controlado, y despreocupado.
1.2.3.2. Extraversión (E).
Esta dimensión
incluye la sociabilidad aunque ésta es sólo uno de sus componentes. Las
personas con puntuaciones altas en este factor son asertivos, activos y
habladores, gustan de la excitación y la estimulación siendo energéticos y
optimistas. Los introvertidos suelen ser reservados pero no huraños, calmados
más que indolentes, prefieren estar solos pero no por ansiedad social, y no son
ni infelices ni pesimistas.
Las personas
extrovertidas son sociables, les gustan los sitios con mucha gente como las
fiestas multitudinarias. Tienen muchos amigos con quienes les encanta hablar
todo el tiempo. Les gusta la excitación, las bromas y el cambio.
Son arriesgadas,
despreocupadas y optimistas y suelen estar activos haciendo cosas en todo
momento. Las personas con puntuaciones bajas son reservadas socialmente. Se
muestran distantes, excepto con los amigos íntimos. Suelen ser previsores, y
desconfían de los impulsos del momento. No les gusta la diversión ruidosa y
disfrutan de un modo de vida ordenado.
1.2.3.3. Apertura a la Experiencia (O).
Es la dimensión que
ha originado más confusiones y desacuerdos entre todos los modelos de los cinco
factores. Sus elementos constituyentes son la imaginación activa, la
sensibilidad estética, la atención a las vivencias internas, gusto por la
variedad, curiosidad intelectual e independencia de juicio.
El individuo
abierto es original e imaginativo, curioso por el medio externo e interno, con
vidas más ricas e interesados por ideas nuevas y valores no convencionales. En
su polo opuesto el individuo tiende a ser convencional en su conducta y
apariencia, prefieren lo familiar a lo novedoso y son social y políticamente
conservadores.
Las personas altas
en Apertura se definen como liberales, creativas y tolerantes. Tienden a la
fantasía y a tener emociones y pensamientos “no-ortodoxos”. Se salen del camino
marcado por los demás para generar nuevas vías. Sienten pasión por las
manifestaciones artísticas. No les disgustan en absoluto las ideas y valores
nuevos. Les encanta probar nuevas cosas y viajar.
Por el contrario,
la persona baja en Apertura es esencialmente conservadora y con una tendencia a
seguir los caminos ya marcados. También suele ser más religiosa. Le cuesta
encontrar nuevas vías para hacer frente a los problemas y no ve con buenos ojos
las ideas que pueden provocar cambios profundos, especialmente si son
radicales.
1.2.3.4. Amabilidad (A).
Refleja tendencias
interpersonales. La persona con puntuaciones altas es altruista, considerado,
confiado y solidario. La persona amable es agradable y cordial con los demás.
Se preocupa por sus necesidades y por su bienestar. Tiende a confiar en el
otro. Percibe e interpreta adecuadamente tanto sus propias emociones como las
del otro. Es una persona empática, capaz de resonar emocionalmente con los
demás. En la parte baja de las puntuaciones el individuo es frío, egocéntrico,
escéptico y competitivo. No le preocupa lo que le pueda pasar a la gente que le
rodea y al mundo en general. Es una persona sin escrúpulos, capaz de manipular
a los demás para conseguir lo que quiere. Si es necesario empleará la violencia
puesto que es incapaz de percibir el dolor que provoca. Su polo positivo se
refiere a la docilidad más que a la capacidad de establecer relaciones
interpersonales amistosas; y su polo negativo, a establecer relaciones
hostiles.
1.2.3.5. Responsabilidad (C).
Esta dimensión
tiene sus bases en el autocontrol, no sólo de impulsos sino también en la
planificación, organización y ejecución de tareas. Por esta razón, también se
la ha denominado como "voluntad de logro", ya que implica una
planificación cuidadosa y persistencia en sus metas. Está asociado además con
la puntualidad y la escrupulosidad. El concienzudo es voluntarioso y
determinado, de propósitos claros. El polo opuesto es más laxo, informal y
descuidado en sus principios morales. Las personas con una puntuación alta en
Responsabilidad son ordenadas y reflexivas. Le dan bastantes vueltas a las
cosas antes de tomar una decisión y les gusta tenerlo todo planificado.
Respetan las normas sociales y, en general, las obligaciones contraídas. Tienen
un sentido del deber muy pronunciado. En general, son capaces de controlar sus
impulsos de manera exitosa. Esta dimensión de personalidad puede interpretarse
como el polo opuesto a la impulsividad. Así, una persona poco responsable tiene
poca capacidad para controlar sus impulsos, es irreflexiva e incapaz de
organizarse y, en general, no suele respetar las obligaciones tanto personales
como sociales.
1.2.4. Medida de
los cinco grandes
Son muchos los
instrumentos desarrollados a partir del léxico con el objetivo de evaluar los
cinco grandes.
Entre los instrumentos de autoevaluación de la
personalidad más destacados podemos encontrar:
•
NEO-PI-R (Costa y McCrae, 1992).
•
Marcadores de Goldberg. (1992). Este autor que propone dos instrumentos, uno
basado en 50 adjetivos bipolares y otro en 100 adjetivos unipolares. También ha
propuesto las escalas IPIP (Goldberg, 1999).
•
BFQ (Big Five Quetionnaire; Caprara, Barbaranelli, Borgogni, y Perugini, 1993).
• HPI (Hogan Personality Inventory;
Hogan, 1987).
• FFPI (Five Factor Personality
Inventory; De Raad, 2000).
En general, el
NEO-PI-R (Costa y McCrae, 1992) probablemente viene siendo el cuestionario más
emblemático del Modelo de Cinco grandes y el que ha contribuido junto con sus
creadores a que este modelo haya llegado donde está.
1.2.4.1. Cuestionario de Personalidad de Costa y McCrae
(NEO-PI-R).
Costa y McCrae,
siguiendo el enfoque léxico, desarrollan un primer instrumento para evaluar
estos cinco factores en población general denominado NEO-PI (Costa y McCrae;
1985). Este primer instrumento sólo evaluaba facetas para tres de las
dimensiones: Neuroticismo, Extraversión y Apertura a la Experiencia, no
evaluando ninguna faceta, aunque sí los factores principales, de
Responsabilidad y Amabilidad. Se trataba de un cuestionario autoadministrado de
181 ítems distribuidos entre las cinco dimensiones a evaluar.
Existen estudios en
muestras españolas que reproducían la estructura factorial de las facetas
estudiadas, mostrando un buen comportamiento del instrumento (Silva, Avia,
Sanz, Matínez-Arias, Graña y Sánchez Bernados, 1994).
No es hasta la
versión revisada, el NEO-PI-R (Costa y McCrae, 1992) en que añaden las facetas
de Amabilidad y Responsabilidad, mejorando, por tanto, la medida de la
taxonomía de los cinco grandes. El NEO-PI-R fue diseñado (Costa y McCrae, 1992)
específicamente para evaluar ampliamente el modelo de los Cinco Grandes,
incluyendo las facetas de todos y cada uno, de los cinco factores o
dimensiones, en total 30 facetas, 6 para cada uno de las dimensiones.
Para entender mejor los conceptos evaluados por este cuestionario
dentro de cada una de las dimensiones:
Neuroticismo:
•
N1 (Ansiedad): Abarca tensión, nerviosismo, tendencia a preocuparse y a
experimentar miedo.
•
N2 (Agresión-Hostilidad): Tendencia a experimentar enfado, irritación.
•
N3 (Depresión): Sentimientos de culpa, tristeza, soledad.
•
N4 (Ansiedad social): Sentimientos de vergüenza, sensibilidad al ridículo.
•
N5 (Impulsividad): Dificultad en el control de impulsos y necesidades.
•
N6 (Vulnerabilidad al estrés): Dificultad para controlar el estrés y tendencia
a la dependencia en situaciones interpretadas de emergencia.
Extroversión:
• E1
(Cordialidad): Capacidad para establecer vínculos con otros.
•
E2 (Gregarismo): Preferencia para estar en compañía de otros.
•
E3 (Asertividad): Recoge desde la tendencia a la dominancia hasta la tendencia
a evitar confrontaciones.
•
E4 (Actividad): Necesidad de estar ocupado. Se caracteriza por conductas
motoras vigorosas.
•
E5 (Búsqueda de emociones): Definida como la tendencia a acercarse a las
fuentes de estimulación.
•
E6 (Emociones positivas): Tendencia a experimentar con frecuencia emociones de
alegría, felicidad…
Apertura a la Experiencia:
•
O1 (Fantasía): Puntúa bajo la gente que prefiere ocuparse de lo que tiene entre
manos.
•
O2 (Estética): Apreciación del arte y la belleza.
•
O3 (Sentimientos): Implica receptividad a los propios sentimientos y emociones,
que se valoran como importantes de la vida.
•
O4 (Acciones): Interés por diferentes actividades, por ir a sitios nuevos,
comer cosas inusuales.
•
O5 (Ideas): Apertura de mente a cosas nuevas a ideas poco convencionales,
disfrute de argumentos filosóficos.
•
O6 (Valores): Tendencia a reexaminar los valores sociales, religiosos,
políticos.
Cordialidad:
• A1
(Confianza): Tendencia a atribuir buenas intenciones a los demás.
• A2
(Franqueza): Se trata de individuos francos, sinceros e ingenuos.
• A3
(Altruismo): Preocupación activa por los otros, generosidad, consideración
hacia los demás.
• A4
(Actitud conciliadora): Se refiere a las reacciones hacia los conflictos,
puntúan alto los cooperativos, no rencorosos que perdonan ofensas.
• A5 (Modestia): Se trata de un
aspecto de autoconcepto, los que puntúan alto prefieren pasar desapercibidos.
• A6 (Sensibilidad a los
demás): Simpatía y preocupación por otros.
Responsabilidad:
•
C1 (Competencia): Es el sentimiento de creerse capaz, efectivo y resolutivo
para tratar con los aspectos de la vida.
•
C2 (Orden): Personas limpias, ordenadas y bien organizadas.
•
C3 (Sentimiento del deber): Tendencia a adherirse estrictamente a sus
principios éticos y cumplir sus obligaciones.
•
C4 (Necesidad de logro): Niveles de aspiración elevados y tendencia trabajar
duro para conseguir su objetivo.
•
C5 (Autodisciplina): Habilidad para empezar tareas y llevarlas a cabo a pesar
del aburrimiento o de cualquier distracción.
•
C6 (Deliberación): Tendencia a pensar cuidadosamente antes de actuar.
Una vez ya
definidos los conceptos medidos por el cuestionario, a continuación se
expondrán las propiedades psicométricas y las evidencias de la validez del
cuestionario.
En el estudio
original para el índice de fiabilidad de consistencia interna se encuentran
valores de alfa aceptables para los cinco factores principales situados entre
0.86 y 0.93 (Costa y McCrae, 1992), y valores algo más bajos, como cabe
esperar, para las facetas, con coeficientes entre 0.56 y 0.87. Respecto a la
fiabilidad test-retest, para este instrumento se realizaron también medidas
retest al cabo de dos años, obteniendo valores de entre 0.83 y 0.91 (McCrae,
Yik, Trapnell, Bond y Paulhus, 1998).
La estructura
factorial obtenida directamente a partir del análisis de componentes
principales con rotación ortogonal de las 30 facetas es consistente con cada
dimensión, aunque se encuentran pesos secundarios importantes en algunas
facetas.
El cuestionario se
ha traducido y validado en muchos países e idiomas, obteniendo resultados
similares a los obtenidos por los propios autores, como en las adaptaciones al
holandés, alemán, francés ó polaco (Borkenau y Ostendorf, 1993; Hoeekstra,
Ormel y de Fruyt, 1996; Rolland, 1998; Zawadxki, Strelau, Szczepaniak y
Sliwinska, 1997).
De hecho, las
sucesivas réplicas que se han realizado en diferentes culturas y países con el
NEO-PI-R informan de coeficientes de congruencia factoriales buenos (alrededor
de 0.90).
Por lo que respecta
a traducciones y validaciones en población española, existen varias
publicaciones que reflejan la validez y consistencia de la versión española de
TEA (1999).
1.2.5 Versiones
abreviadas del NEO-PI-R: el NEO-FFI y el NEO-FFI-R.
Las versiones
reducidas son muy útiles en investigación, sobre todo en las que es necesaria
la administración de varios cuestionarios, como sucede en nuestro caso.
Para la primera
versión diseñada por Costa y McCrae en 1985 (NEO-PI), los mismo autores ya
realizaron una versión abreviada de solo 60 ítems, 12 por escala, al que le dan
el nombre de NEO-FFI (Costa y McCrae, 1989).
Esta primera
versión abreviada mostraba valores alfa de consistencia interna entre 0.73 y
0.88 en estudios transculturales (Holden, 1992; Holden y Fekken, 1994). Costa y
McCrae (1992), tal como se explicaba anteriormente, realizan una revisión de su
instrumento (el NEO-PI-R) y publicando también, y de forma conjunta, la
revisión abreviada de 60 ítems de este instrumento (NEO-FFI; Costa y McCrae,
1992)
Para esta versión
abreviada se muestran valores de consistencia interna entre 0.68 y 0.86 en la
población americana original.
Estudios
transculturales, realizados en población alemana (Borkenau y Ostendorf, 1993;
Schmitz, Hartkamp, Baldini, Rollnik y Tress; 2001) muestran valores alfa entre
0.66 y 0.85, coeficientes similares a los que se encuentran en poblaciones de
Reino Unido (Egan, Deary y Austin, 2000) y de la Republica Checa (Hrebícková,
Urbánek, Cermák, Szarota, Fickova, y Orlická. 2002).
Al mismo tiempo,
son muchos los estudios que al reproducir la estructura factorial de este
instrumento, muestran ítems con cargas inferiores a 0.30 en la dimensión
esperada. Así se encuentran desde publicaciones en que solo cinco ítems
aparecen con cargas inferiores (Holden y Fekken, 1994) hasta estudios (Rolland
et al., 1998; Egan et al., 2000) que muestran un número mucho más elevado de
ítems con cargas inferiores en la dimensión esperada, concentrados sobre todo
en las dimensiones de Extraversión y Apertura a la Experiencia.
En la misma
dirección, la investigación de la estructura del NEO-FFI con técnicas de
análisis de modelos de ecuaciones estructurales obtiene, en todos los casos,
que el modelo de estructura simple no ajustaba bien a los datos obtenidos
(Holden y Fekken, 1994; Hrebícková et al., 2002; Schmitz, Hartkamp, Baldini,
Rollnik y Tress, 2001).
Teniendo en cuenta
estas críticas, McCrae y Costa (2004) proponen una revisión de la forma
abreviada del instrumento (NEO-FFI-R), manteniendo la estructura de 12 ítems
por dimensión y el formato de respuesta tipo Likert con cinco alternativas,
pero reemplazando 14 de los 60 ítems.
Naturalmente, los
nuevos ítems se extraen del NEO-PI-R. Esta revisión del instrumento, el
NEO-FFI-R, pretende dar solución a los problemas que se han ido poniendo en
evidencia con los estudios transculturales y de validez.
Los criterios
seguidos en la selección de estos nuevos ítems en el NEO-FFI-R fueron cuatro:
•
Minimizar los efectos de la aquiescencia.
•
Incrementar las correlaciones con las puntuaciones de los factores del
NEO-PI-R.
•
Diversificar el contenido de los ítems.
•
Incrementar la comprensión de los ítems.
Con el objetivo de
comprobar las propiedades del instrumento en un rango de edad amplio, los
autores lo administraron a dos muestras diferentes, una primera de población
adolescente y una segunda de población adulta.
Por lo que refiere
al análisis de datos descriptivos, se muestran la media aritmética y desviación
típica del estudio original en la Tabla 1.12. Como se puede ver, se encuentran
valores alfa de consistencia interna de entre 0.73 y 0.86.
2.
Herencia, Biología y Rasgos
Los psicólogos comparativos
han buscado la personalidad en otras especies y en uno de los estudios más
interesantes, empleados y voluntarios de un zoológico describieron chimpancés,
a los que habían observado por periodos prolongados, usando adjetivos
seleccionados de estudios de la personalidad humana.
Cuando se analizaron los
datos, se encontró que los Cinco Grandes factores de la personalidad de los
estudios con humanos se replicaban muy cercanamente en los chimpancés.
Como los humanos, algunos
chimpancés son más sociables y juguetones que otros (extroversión o
“surgencia”); algunos son más temerarios y erráticos (baja rectitud); algunos
son más sensibles y comprensivos (afabilidad); algunos son más estables y menos
excitables (bajo neuroticismo o emocionalidad); e incluso la apertura es
aparente en aquellos chimpancés que, al igual que los humanos, son descritos
como ingeniosos y curiosos.
Además, en los chimpancés
estuvo presente un sexto factor que de hecho fue el más destacado para ellos:
el dominio, reflejado en calificaciones de ser dominante y pendenciero y no ser
sumiso o tímido (King y Figueredo, 1997).
Es interesante imaginar que
98% de semejanza genética entre nuestras dos especies es la base para nuestras
personalidades aparentemente similares. (La cultura, por supuesto, conduce a
una expresión diferente de esos cinco factores en la sociedad humana y en el
zoológico.)
La personalidad no está
limitada a los primates. Muchos amantes de los gatos han notado que, mientras
algunos felinos son feroces, otros son amigables. La observación de la
personalidad felina por los psicólogos comparativos (quienes investigan a
varias especies) sugiere que los gatos tienen tendencias de personalidad que
son comparables con el temperamento humano: variaciones en la emocionalidad,
sociabilidad, actividad y audacia.
En efecto, esas variaciones
de temperamento se han observado de manera sistemática en muchas especies,
incluidos lobos, cabras, peces e incluso en el pulpo (Durr y Smith, 1997).
Considere la personalidad de
las olominas (Budaev, 1997). Algunas exploran con sus movimientos los tanques y
se aproximan a nuevos estímulos; otras nadan con rapidez lejos de los estímulos
nuevos y de los potenciales predadores, supuestamente por temor. Cuando están
con otras olominas, algunas son más sociables que otras. Incluso en las
olominas aparecen dos dimensiones fundamentales de personalidad: activa y
sociable contra pasiva (enfoque), y audaz contra temerosa (evitación del
temor).
Esas dimensiones han sido encontradas también
en otras especies, incluidas las ratas (García-Sevilla, 1984), y recuerdan las
dimensiones de la personalidad de extroversión y neuroticismo que han sido
descritas en los humanos. Tenemos mucho que aprender considerando la variación
humana como una consecuencia de tendencias con una base biológica similar
(Wilson y otros, 1994).
La forma en que un organismo
responde al estrés de una situación nueva o potencialmente atemorizante al
parecer está sujeta a variaciones biológicamente determinadas entre los
miembros de muchas especies. Así, también existen tendencias a ser activamente
sociables. A la distancia esas variaciones parecen insignificantes y podemos
describir más bien las características de la especie: la audacia de los leones,
la timidez de un ciervo.
Pero, de cerca, un animal no parece igual a
cualquier otro. Dentro de nuestra propia especie, vemos esas variaciones con la
exagerada proporcionalidad de vistas de primer plano (en especial las de
quienes estamos interesados en la personalidad).
Las influencias biológicas,
en especial en el cerebro, tienen efectos profundos en la personalidad y la
conducta social humana que apenas comenzamos a entender.
Durante mucho tiempo hemos
sabido que el cerebro influye en la personalidad. De hecho, el profundo cambio
de personalidad que ocurrió cuando un accidente ocasionó una grave lesión
cerebral en Phineas Gage, convirtiendo a un hombre de buenos modales y
simpático en un inadaptado impulsivo, forma parte del currículo estándar para
los estudiantes de introducción a la psicología (Harlow y Miller, 1939/1993).
No obstante, apenas ahora se
entienden los detalles de esos efectos cerebrales. Fenómenos sociales tales
como entender las expresiones faciales de otra gente y desear comunicarse con
otros tienen mecanismos nerviosos que los neurocientíficos ahora pueden
localizar (Brothers, 1996).
Buena parte del enfoque
biológico de la personalidad se centra en la herencia. Al comparar la similitud
de la personalidad de gemelos y otros familiares, los investigadores estiman la
heredabilidad de la personalidad: el grado en que dos personas con un estatus
genético similar tienen personalidades parecidas, aun cuando se hayan
desarrollado en ambientes diferentes.
El estudio de gemelos que
han sido criados aparte proporciona información especialmente útil. La
personalidad es hereditaria en la medida que tengan personalidades similares a
pesar de haber sido criados en ambientes diferentes.
Los investigadores genéticos
estiman que de 30 a 40%, o incluso en ocasiones hasta 55% o más, de la
variabilidad en la personalidad es atribuible a variación genética (Bouchard,
1994; Bouchard y McGue, 1990; Loehlin, 1992; Loehlin, McCrae y Costa, 1998;
Plomin, Chipuer y Loehlin, 1990; Tellegen y otros, 1988).
Las medidas de autorreporte
de personalidad por lo general tienen una influencia genética, y el tamaño de
esa influencia es sustancial (Plomin, Chipuer y Loehlin, 1990). La evidencia ha
sido confirmada con muchas medidas diferentes de personalidad y con enfoques de
medición distintos —por ejemplo, inventarios de autorreporte y calificaciones
de adjetivos.
Los reportes de observadores que no son
integrantes de la familia son especialmente útiles porque las familias tienden
a exagerar la similitud de los gemelos idénticos y a sobreestimar las diferencias
entre los gemelos no idénticos y los hermanos (Rose, 1995).
En confirmación del primer
trabajo de Cattell, investigadores que utilizaron otras medidas de extroversión
también informan de un componente genético grande. John Loehlin (1992), un importante
genetista conductual, estima que alrededor de 35 a 39% de la variación se debe
a la herencia. La tendencia a ser sociable y el alma de la fiesta o a ser
callado y distante tiene una determinación genética importante.
Los individuos que son
irritables heredan una tendencia a ser fisiológicamente muy reactivos a los
estímulos. Por tanto, tienden a buscar ambientes menos estimulantes y en este
proceso se convierten en introvertidos. En contraste, puede considerarse que
las personas que heredan la tendencia a no ser excitadas por los estímulos son
insensibles. Como toleran altos niveles de estimulación, tienden a convertirse
en extrovertidas.
Los introvertidos y los
extrovertidos tienen diferentes reacciones fisiológicas a los estímulos
sensoriales, la cafeína y la nicotina, proporcionando evidencia adicional a
favor de una base biológica de este rasgo (por ejemplo, Stelmack, 1990).
El hecho de que la
introversión es influida por la genética es un descubrimiento importante para
la gente que desea ser diferente. Si estamos limitados por nuestra genética,
simplemente no es posible que una persona callada se vuelva extrovertida. Esos
individuos pueden adquirir mayores destrezas sociales, pero no es probable que
se conviertan en el alma de la fiesta.
La extroversión es sólo uno
de los cinco factores de la personalidad en el modelo de los Cinco Grandes.
Los otros factores también
están influidos por la genética. Los gemelos idénticos son mucho más parecidos
que los gemelos fraternos en los Cinco Grandes factores de la personalidad de
extroversión, afabilidad, rectitud, neuroticismo y apertura (Loehlin, McCrae y
Costa, 1998).
Los estudios genéticos
muestran que no son sólo los cinco factores mayores, sino también las 30
facetas específicas, las que son hereditarias por separado. Es decir, los
gemelos idénticos son más parecidos en ansiedad, asertividad, confianza y otras
facetas específicas, aun cuando tomemos en cuenta su tendencia a ser similares
en neuroticismo, extroversión, afabilidad y los otros factores (Jang y otros,
1998).
La búsqueda de mecanismos
biológicos específicos de personalidad es todavía más prometedora gracias a
este hallazgo, el cual sugiere que las facetas separadas tienen mecanismos
biológicos distintos. Sin embargo, la búsqueda de mecanismos genéticos no será
tan sencilla debido a la complejidad de los mecanismos genéticos.
Como señalan los
investigadores: “Así como miles de genes determinan la estructura física del
cuerpo, del color de los ojos a las líneas de las huellas digitales, así
también cientos o miles de genes pueden tener influencia en la formación de las
estructuras psicológicas a un nivel de detalle pocas veces sospechado” (Jang y
otros, 1998, p. 1563).
Además de los Cinco Grandes,
otras medidas de la personalidad han demostrado heredabilidad significativa. La
empatía es determinada en parte por la genética, de acuerdo a los estudios de
gemelos (Davis, Luce y Kraus, 1994; Zahn-Waxler, Robinson y Emde, 1992).
Se ha informado de efectos
genéticos para la impulsividad, el neuroticismo, el psicoticismo y el optimismo
(Coccaro, Bergeman, McClearn, 1993; Eysenck, 1990a, 1990b; Heath, Jardine,
Eaves y Martin, 1989; Plomin, Chipuer y Loehlin, 1990; Plomin y otros, 1992;
Schulman, Keith y Seligman, 1993). Se estima que la felicidad, o bienestar
subjetivo, sea alrededor de 50% genética (Lykken y Tellegen, 1996).
Por extraño que pueda
parecer, incluso las actitudes son influidas por la herencia. Por ejemplo, se
estima que la heredabilidad de las actitudes hacia la pena de muerte es de
0.51; hacia el jazz es de 0.45; hacia la verdad bíblica, 0.25 (Tesser, 1993).
El desarrollo adulto del yo,
calificado analizando la forma en que los sujetos completan oraciones en una
medida estándar de desarrollo del yo (Loevinger, 1985), también es más similar
en gemelos idénticos que en gemelos fraternos criados aparte (Newman, Tellegen
y Bouchard, 1998), aunque pensaríamos que dicho indicador de desarrollo
psicológico dependería de la crianza, no de natura. Incluso la probabilidad de
divorcio (McGue y Lykken, 1992) y la tendencia de una persona a ser religiosa
(Waller y otros, 1990) siguen líneas genéticas.(Sierra 2006)
Dolcet i Serra J. (2006). Carácter y temperamento: similitudes y
diferencias entre los modelos de personalidad de 7 y 5 factores. Universitat
de Lleida.
Excelente información..
ResponderEliminarExcelente Información.
ResponderEliminarAprendí mucho de ello.
How to Get From PokerStars Casino to - Jtmhub
ResponderEliminarCasino.com has a 원주 출장마사지 number of excellent online games including 속초 출장안마 poker, roulette, blackjack, 목포 출장샵 and you 파주 출장마사지 can play and play at 청주 출장샵 your own casino.
excelente información👍
ResponderEliminar